Al
respecto del Premio Nobel de Literatura otorgado al juglar de la música Bob
Dylan, podríamos problematizar la cuestión de si la música es literatura o si
posee la misma esencia de las composiciones literarias que han llevado a los
grandes autores a inmortalizar sus volúmenes en la memoria colectiva de la
humanidad. Cada personaje utiliza una manera distinta de dejar una huella o
hacer una labor por la humanidad, pero ¡¿UN MÚSICO GANANDO UN NOBEL DE
LITERATURA?!, ¿Acaso es una broma de mal gusto?, ¿Qué puede hacer alguien con
la música por la humanidad?, más práctico y provechoso es centrarnos en el
hecho, en la realidad. Sí, eso, Bob Dylan es el premio Nobel de Literatura nos
guste o no.
No
se sabe exactamente cómo, pero la historia más común acerca de la creación de
uno de los galardones más codiciados se produjo en el lecho de muerte del
anciano Alfred Nobel, un gran inventor, ingeniero y fabricante de armas que
años antes de su muerte sintió cierta culpabilidad, ya que sus inventos de una
u otra manera podían afectar al planeta (y sí, tenía razón), así que decidió
dejar la mayoría de su fortuna, más de diez mil millones de pesos en coronas
suecas, la moneda oficial de Suecia, para premiar a las personas que ayudasen a
la humanidad en campos como la física, la química, la medicina, la literatura y
la paz. Desde ese momento, año tras año desde 1901, se ha premiado a las
personas que han generado beneficios a nivel mundial en pro de un mundo mejor.
A
lo largo de los últimos años, ha sido tendencia de la Academia Sueca evaluar el
contenido, el valor de las palabras en contexto, más que la forma en que estas
se ubican y el método en que se formulan. Es decir, lo que importa es lo que se
dice, no cómo se dice, de acuerdo con este principio, podríamos entender, al
menos desde la perspectiva de tal tradición, el gran reconocimiento a Bob
Dylan. No importa el género (novela, cuento, poesía, ensayo, canción) tanto
como el mensaje, tampoco es tan trascendental que los sonetos cumplan con su
métrica precisa, sino que signifiquen algo y expresen un sentimiento
importante, sobre todo si el momento histórico lo requiere. Hay que tener en
cuenta que crear un cambio social no es una tarea fácil, por lo tanto, en
algunas ocasiones no se llega a todos los rincones del planeta de la misma
manera, a diferencia de otros que pretenden cambiar la realidad criticando
desde los sillones de sus casas, y éstos al parecer salieron a flote cuando la
academia Nobel hizo pública la declaración de que el músico Bob Dylan sería
galardonado en la categoría de Nobel de Literatura.
El
cantautor tuvo gran trascendencia en los años sesenta en el contexto de la
Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética empezaban su conflicto,
fueron cuarenta largos años en los que todos los aspectos sociales se vieron
afectados. Aunque no hubiese una guerra bélica, la población estaba a la
expectativa de que una catástrofe ocurriera y esa preocupación era lo que este
músico con alma revolucionaria quiso dar a conocer al mundo. Aunque empezó a
cantar en cafeterías, sus canciones de protesta describían a la perfección lo que
la humanidad sentía y es que algunas oraciones como “Aquel que no está ocupado
naciendo, está ocupado muriendo” o “Hay que ser honesto para vivir fuera de la
ley” y canciones como “Masters of War” (Maestros de Guerra) denunciaban a los
financiadores y patrocinadores de las guerras. Dylan los desnudaba, los
mostraba y los condenaba.
Las
palabras de Dylan siguen siendo tan válidas hoy como ayer, abarcan una serie de
problemas que nos incumben a todos, especialmente si queremos lograr un cambio,
sin embargo, hay que entender que se le está dando un espacio significativo a
las líricas musicales, ya que éstas han contribuido a gestar pensamiento, a
movilizar causas, a encender ideales y a desnudar bastardos. Pensábamos que el
premio Nobel de Literatura sólo podía ser otorgado a autores con una cantidad
extensa de libros que hubiesen sido escuchados alguna vez, pero ¿por qué un
cantante?, nuestra reacción fue la misma, obviamente no había ni un libro de su
parte, pero sí letras, muchas canciones llenas de mensajes más que inspiradores
que reflejaban la realidad de otra manera, y si en algún momento de nuestra
crianza lo habíamos escuchado, no sabíamos quién era y sólo conocíamos una de
sus canciones, pero había llegado a nosotros y aunque no entendíamos ni una de
sus palabras nuestro cerebro lo recordaba. Esto nos dio cierto alivio, pues si
él era merecedor de un premio de tan alto reconocimiento, nosotros aún teníamos
esperanzas de que el mundo conociese nuestro nombre en algún momento o, al
igual que él, nos pudiesen recordar de una u otra manera.
El
problema fue por esos que se quedaron en la criticadera y no averiguaron en
absoluto quién era Bob Dylan. Nosotros aún no podíamos entender cómo León
Tolstoi o Franz Kafka aún no habían recibido un reconocimiento Post Mortem
después de tan majestuosas obras, pero asimismo comprendimos que la música, al
igual que los libros y las películas, nos pueden ofrecer una concepción del
mundo distinta, alternativa y transgresora. Tal vez dichas composiciones no se
encuentran en esa aura erudita de las bibliotecas y los archivos académicos,
pero sí han estado en las plazas, en los teatros y en muchas salas de
conciertos.
Actualmente,
es más que evidente que se necesitan artistas de calidad, que escriban con
métrica en sus canciones, que reflejen la realidad social. Un ritmo pegajoso no
deja el mismo mensaje que una letra con significado; si se tiene una buena
composición el ritmo simplemente es un acompañamiento. Hoy importan más las
palabras refiriéndose a la vida sexual de un hombre, la denigración de la mujer
gracias a sus “atributos”, frases como “Tú me tocas, yo te toco y la pasamos
muy bien, si nos gusta otro día nos volvemos a ver” hacen que los jóvenes se
estremezcan y tengan en la cabeza todo el día las palabras. Ahí es donde nos preguntamos ¿y cuánto saben del conflicto que sufrió nuestro país durante más de
cincuenta años? O por lo menos ¿es que no se quieren? Entendemos, la tonalidad y
los sonidos mezclados hacen que el cuerpo responda de alguna manera, la
“poesía” que sólo es una pobre manera de rimar llega a quedarse en nuestras
mentes inconscientemente, pero ¿por qué no usar esa influencia para tratar
temas de verdadera importancia? ¡Qué cantidad tan grande de artistas
reconocidos hay! Pero pocos como Bob, y nos entristece que hasta ahora se
reconozca una labor que ha sido labrada por años y que cambió la manera de
pensar de muchos jóvenes, actualmente adultos que recuerdan con nostalgia
aquellos días donde de las canciones se sacaba uno que otro mensaje
significativo, y aunque Bob Dylan no fuese un escritor con muchos libros
Bestseller a nivel mundial, es un poeta, nos costó reconocerlo, pero lo es.
Tiene las letras necesarias y de las que muchos deberían aprender, transmitir
de la manera en la que él lo hizo muy pocos que se hacen llamar artistas lo han
logrado y aunque haya mucho desconcierto al respecto, los Nobel son para los
que hagan una labor por la humanidad y nos parecería egoísta luego de su
esfuerzo por transmitir a través de la música, no darle ni un poco de
reconocimiento. A Bob Dylan, donde quiera que esté y aunque sus letras ya no
tengan el mismo revuelo de antes, gracias, gracias por tratar de crear
conciencia en el mundo y por dejar una pequeña huella en la humanidad ¡Eso sí
que es un artista!
Laura Bejarano Acosta
Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores

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