miércoles, 27 de julio de 2016

Reseña del libro “Metal Extremo: 30 años de oscuridad (1981-2011) de Salva Rubio


A menudo, cuando se está interesado por algo y se siente la necesidad de fundamentarse en un determinado tema, procuramos buscar un elemento que nos aporte bases sólidas y que a la vez nos proyecte hacia una evolución conceptual, sobre la cual vamos a orientar nuestro camino en la consecución de un saber, un argumento o, ya implícita en el proceso, una experiencia. Entonces, comienza uno a buscar recursos, a recolectar datos, a coleccionar definiciones; y sin negar el valor y el mérito de dicha exploración, terminamos hostigados, ahogados o anonadados por la cantidad de información que recibimos, sin discernir al principio, porque toda la consideramos útil y hasta veraz. El problema radica en la falta de referentes serios y comprometidos con la causa que nos convoca, de un tamiz que, por medio de la selección, segregue lo esencial de lo vano.

Es con ese método, con ese orden, con ese criterio, y con ese compromiso, con que está escrito “Metal Extremo: 30 años de oscuridad (1981-2011)”, posiblemente el libro más completo en esta materia alguna vez escrito. Su autor, con el rigor de un historiador, dotó el texto de una organización que establece características, elementos y conceptos clave, a la vez que permite, lo que es el propósito del escritor, contar una historia.



El libro está dividido por los estilos del metal extremo: Pioneros (que más que un género, son las bandas más influyentes, arriesgadas y originales que sentaron las bases de los estilos póstumos), Thrash, Death, Death sueco y melódico, Industrial, Grindcore, Goregrind, Doom, Gothic, Folk, Black, y Vanguardia. A su vez, cada subgénero cuenta con una estructura común que expone inicialmente el carácter general del estilo en cuestión para luego pasar a la técnica, la lírica y estética propias de cada género y, como preámbulo a una lista de agrupaciones organizadas cronológica y geográficamente, los orígenes y las influencias previas.

Además de ser un libro sumamente interesante, resulta también muy útil. El autor establece tres usos que puede darle el lector: como material de consulta para repasar sobre nuestros estilos y bandas favoritas; para conocer corrientes y grupos que de otra forma no hubiésemos conocido; y como lectura extraordinaria que penetre en nuestra cotidianidad llenándonos de satisfacciones y experiencias indelebles. Yo añadiría, hablando desde mi experiencia personal, una utilidad puramente musical en la que músicos o aspirantes encuentren los aspectos formales de que se componen los géneros en los que trabajan o están interesados, y así, orientarse en el vasto y fascinante universo del metal extremo. No obstante, sirve también para descartar de la escena a quienes ven en esta música un negocio más o un simple pasatiempo, desprovisto de sentido, contenido y determinación.

Salva Rubio (Madrid, 1978), autor del libro


Algo que hay que decir, lo cual puede sonar redundante teniendo en cuenta el título del libro, es que lo que tenemos entre manos es un libro sobre música. La aclaración se hace necesaria porque estamos acostumbrados a que la mayor parte de los textos que abordan temas similares al que nos ocupa, se centran en los músicos, y no justamente en su ejercicio artístico, sino en sus experiencias personales, que no dejan de ser exageradas, superfluas y hasta míticas. Las adicciones, las sobredosis, las borracheras, las orgías y los despilfarros de dinero, son temas que han llenado las páginas de libros sobre rock, convirtiéndolos en éxitos de ventas, mientras opacan la verdadera razón de ser de la música, alimentando una bola de grasa mediática, sensacionalista y hueca. De modo que, reitero, el autor escribe en términos precisos alrededor de esta gran historia musical, pero, eso sí, sin perder nada de entusiasmo.

Por otro lado, el libro posee un carácter sumamente propositivo, donde el autor insta continuamente al lector al debate, a la crítica constructiva y al planteamiento de nuevas conclusiones y teorías referentes al tema central o a nuevos temas y extensiones que puedan surgir de él. De modo que, considero que el libro no debe tomarse como la última palabra, indefectible e infalible, contenedor de las conclusiones definitivas, sino, por el contrario, tomarse como un punto de partida hacia nuevas visiones, proyectos e hipótesis.

Para concluir, quisiera tomar prestadas algunas palabras del prologuista del libro, Dave Rotten, con un entusiasmo más próximo y presumible: “Para los viejos, y nuevos metaleros de pro, este libro, tan magistralmente recopilado, estructurado, documentado y sobre todo redactado, supone algo que, aún sin ser conscientes de ello, ¡llevábamos años reclamando y que guardaremos como oro en paño! El pasado ya está escrito, eso no nos lo quita nadie, y el futuro…¡ya veremos lo que nos depara!”.

Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores

miércoles, 20 de julio de 2016

Apertura

De entrada pensé en escribir una introducción de corte erudito o intelectual, y aunque esa es una postura que me agrada, creo que debo ser lo más directo y claro posible. Desde hace un tiempo esta es una idea que ha dado bastantes vueltas en mi cabeza sin llegar a concretar nada. Ahora, después de reflexionar un poco, me doy cuenta de que la razón por la cual no puse en marcha mis planes fue por darle demasiada importancia a la opinión que le darían a este blog quienes se acercaran a él, en especial quienes tienen algún vínculo o relación conmigo. Pero hoy cuento con una determinación individual que me permite fluir libremente por los ríos de las ideas, a veces peligrosos, a veces oscuros, pero al fin y al cabo ríos, de los que se puede beber y en los que se puede nadar.

“Antes bien, con la necesidad con que un árbol da sus frutos, brotan en nosotros nuestros pensamientos, nuestros valores, nuestros síes y noes, nuestros peros, emparentados y relacionados todos con todos, atestiguando una única voluntad, una única salud, un único huerto, un único sol… ¿Os gustarán a vosotros estos frutos nuestros?... ¡Pero qué le importa eso a los árboles! ¡Qué nos importa a nosotros, los filósofos!...” (Friedrich Nietzcshe, La genealogía de la moral).

Escribo este blog por tres razones fundamentales: por diversión; para expresar abiertamente mi pensamiento en relación con distintos temas; y finalmente, para brindarle un espacio más o menos formal y con cierta regularidad, a la que denomino mi máxima pasión en la vida: la literatura.

Quien algún día, por curiosidad u ocio, se asome al templo donde se ven las sombras de los ritos, llevados a cabo en silencio y en secreto, no tiene que tocar la puerta para entrar: está abierta. Si quiere acercarse, hágalo tranquilo, pero no le prometo nada. Solo el tiempo dirá qué le depara a este proyecto, parido en días vitalicios y ungido con saliva.

CARPE DIEM!
Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores