martes, 12 de mayo de 2020

El álbum de fotos

Cómo Hacer un COLLAGE o un ALBUM DE FOTOS en Word | Mira Cómo Se Hace

Hace unos días, varios de mis primos vinieron a mi casa a visitarnos a mi mamá y a mí. Fabián, el menor de ellos, estaba encantado con las tres perras que teníamos: Salomé, Lulú y Samy.

-Yo viviendo aquí sería el niño más feliz del mundo- decía.

-No te quejes Fabián, que en tu casa también hay perro- le respondí yo.

-Pero solo uno. Tú, Lina, tienes tres.

Siguió Fabián corriendo con las perras y casi se escalabra contra el filo del lavadero. Tatiana, su hermana, le insistía que se quedara quieto, que se iba a desportillar un diente o se iba a hacer morder de alguna de las perras. Pero nada. Fabián siguió y siguió y siguió hasta que fue a dar contra los trastos de la cocina. Había cuatro en cada esquina, como los organizaba mi bisabuela en Bucaramanga. Ese orden no cambió nunca.

Mientras tanto me fui con mis dos primas al cuarto donde duermo con mi mamá. Nos hicimos en la cama, que es muy espaciosa, y nos pusimos a charlar. Karen me contaba que su último novio la había dejado, que era un desgraciado y que nada de lo que hiciera cambiaría su opinión sobre él. Entonces llegó Salomé, seguida de Fabián y Lulú. “Fabián, no jodas tanto, déjanos en paz”, le dijo Tatiana.

- No regañes tanto al niño que después va y dice quejas- le aconsejé a mi prima.

- Pero es que está inmamable. En fin, muéstrame qué tienes en esa gaveta.

Abrí la gaveta nueva, color caoba, de 30 por 40, que me trajo mi tío Jaime de Medellín hace días y saqué un álbum de fotos.

- Esto es más viejo que el abuelito- dije.

- Y pensar que está lo más de bien cuidado- agregó Karen.

Abrimos el álbum y vimos las primeras fotos: mi mamá y mi papá el día de mi primera comunión; los abuelos en la piscina de la finca de Popayán; mi papá trepado en una azotea con alto riesgo de caerse sobre el platón de una camioneta.

- Yo veo esto y me da como nostalgia- dijo Karen.

- No seas boba Karen, que eso es lo más de normal- respondió Tatiana.

Pasamos la mitad del álbum y salieron las fotos de cuando cumplí quince años. ¿Se imaginan ustedes cómo fue? Yo, con vestido, dando palabras de agradecimiento en un micrófono, aterrada. Le pedí a Karen que pusiera música en el celular, y que lo pusiera en la parte alta del mueble que hay sobre la cama, al lado del espejo.

- Te veías muy bonita, prima. Tampoco es que hayas cambiado mucho- dijo, con entusiasmo, Karen.

- Y eso que estaba nerviosa. De todos modos me gustaron mucho los mariachis- respondí.

Estando en esas mi mamá llegó con un vaso de vino Sansón para cada una y para ella. Nos pusimos a recordar ese día en el que ellas estaban todavía muy chiquitas y yo ya comenzaba a reconocerme como una mujer autónoma.

- Pero vean las demás fotos de Paola, cuando le hacen el caminito con rosas- dijo mi mamá, que no me dice Lina, sino Paola, que es mi segundo nombre.

- Ay ma, usted siempre con el mismo cuento, nada que lo supera.

Entonces nos dimos cuenta que había pasado más de una hora y se había empezado a oscurecer la casa. Me paré yo misma a encender la luz y, por accidente, dejé caer unos peluches que tenía sobre el armario. El armario tenía un espejo grande en la puerta de la derecha y la manija brillaba cuando el sol se reflejaba en ella. Tengo varios: la vaca, el mono, el oso, el perro. Milagrosamente están intactos. ¡Con tres perras en la casa!

Llamaron a la puerta. Era mi tío. Venía de trabajar. Mis primas, contentas, salieron a saludarlo.

- ¿Qué andan haciendo niñas?- preguntó Jaime.

- Nada tío, acá viendo las foticos de ustedes. Tú sí que estabas flaquito en esa época- respondió Karen.

- Eran otros tiempos. Ustedes son las que están empezando hasta ahora a vivir- prosiguió mi tío.

Fue entonces cuando, trepado en la cabecera de la cama, Fabián me pidió que le pasara el sombrero que estaba colgado en una puntilla de la pared.

- ¿Para qué quieres eso, Fabián? No molestes tanto- dijo Tatiana, enfadada.

- Pues para parecerme a Lina- dijo el niño

- Pero si Lina es mujer…- respondió, perpleja, Karen.

- Por eso. Es que yo lo que quiero ser es niña- dictaminó Fabián.

Todos nos quedamos mirándonos entre nosotros, sabiendo muy bien lo que estaba pasando. Mi mamá se rio en silencio y mi tío se quedó pensando. Llegó la noche y nos despedimos todos. Fabián se llevó el sombrero puesto.

Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores

4 comentarios:

  1. Es imaginar y recorrer cada espacio, cada escena.
    Es evocar situaciones que aunque parezcan ligeras, marcan momentos y situaciones por definir en nuestra vida.

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    1. Siempre con el aroma y el sabor del Sansón que perdura en mi memoria.

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  2. Es un escrito encantador, su lenguaje coloquial y descriptivo nos transporta a cada escena. Su final abierto nos despierta las ganas de seguir leyendo. FELICITACIONES¡!!

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  3. Muchísimas gracias. Aquí seguiremos.

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