El pasado 10 de agosto
miles de manifestantes salieron a las calles de las principales ciudades
colombianas a marchar en contra de una cartilla que, según fuentes anónimas,
sería distribuida en los colegios por el Ministerio de Educación para
adoctrinar a niños, niñas y jóvenes con la llamada “ideología de género”.
Colombia siempre se ha
caracterizado por ser el escenario de cientos de hechos inéditos y
sorprendentes (lamentablemente, no siempre en el buen sentido). Somos campeones
olímpicos no solo en BMX o levantamiento de pesas sino también en desperdiciar
oportunidades, matonear personas, y llenar calles de gente marchando en rebaño
por motivos que no conocen muy bien, pero que, sin embargo, polemizan con
carteles insultantes y con mala (horrorosa) ortografía. Con todo eso uno se
pregunta si las personas que salieron a marchar habían leído previamente la
cartilla o conocían formalmente su contenido.
Inicialmente se había
dicho que la cartilla que sería distribuida por el Ministerio de Educación
contenía un alto contenido pornográfico con imágenes de hombres teniendo
relaciones íntimas homosexuales. Un centenar de imágenes rondaron por las redes
sociales escandalizando a padres de familia y colegios en su mayoría religiosos
que, con razón, se preocupaban de la integridad y educación de sus hijos. Lo
que casi nadie sabía es que las ilustraciones que se difundían y propagaban como
bacterias, pertenecen a un libro de origen belga titulado In bed with David & Jonathan publicado en el año 2006. En cuestión de minutos, todos los
partidarios del conservadurismo y el puritanismo heterosexual hipócrita, se alborotaron y comenzaron a escupir
veneno en contra de la Ministra de Educación, Gina Parody, quien, por su
condición homosexual, no pudo escapar de los insultos y aberraciones
lingüísticas plasmadas en carteles y coros desafinados que le hacían reverencia
al Procurador y a su séquito de reprimidos sexuales.
Luego, con un poco de
lógica, se logró establecer que el supuesto material educativo del Ministerio
de Educación no contenía ni una sola imagen alusiva a relaciones sexuales entre
personas del mismo sexo, ni enseñaba a los niños a masturbarse o a cómo “salir
del closet”. Pero como aquí ni una buena prueba fehaciente de la falsedad de
los rumores es suficiente, la querida y Santa madre Iglesia Católica y su protuberancia
reformada, constituida por los evangélicos protestantes de las iglesias
pentecostales y adventistas, dejaron de descalificarse por sus inconcordancias
teológicas y sus cuentas bancarias, para formar un solo rebaño que, alimentado
(empachado) por la presencia de militantes uribistas, realizaron un nuevo
aporte a la sociología: la ideología de género. Así es, eso es un invento de
ellos. Y su “ideología” consiste en que cualquier persona con inclinaciones
sexuales y afectivas distintas a las hegemónicas, representa una amenaza y un
mal ejemplo para la familia tradicional, la de María, José y Jesús (es curioso
que no tengan bueyes y burros como mascotas).
Pero lo más curioso y
sospechoso del caso es que en la página oficial del Ministerio de Educación
nunca se presentó ningún documento vinculado a la educación sexual en los
colegios. Tampoco se han realizado campañas publicitarias en torno al tema por
parte de esta entidad estatal. En el sitio web de las Naciones Unidas se
encuentra un documento de 99 páginas titulado Ambientes escolares libres de discriminación. 1. Orientaciones sexuales
e identidades de género no hegemónicas en la escuela. Aspectos para la
reflexión, una obra en desarrollo trabajada por académicos expertos en el
tema que, según declaraciones de Gina Parody, no ha sido aprobado por el
Ministerio ni ha sido adoptado como documento oficial. Por ende, no se le puede
atribuir la responsabilidad al Ministerio de Educación hasta que este no le
haya dado el visto bueno a dicho proyecto. Y, por cierto, que no se me olvide
comentar que, revisando dicha cartilla, no encontré ni una sola imagen
pornográfica explícita o insinuante que promueva la homosexualidad y el sexo
prematuro.
Lo anterior lo deja todo
patas arriba, sin nada claro, oscurecido, agitado y aberrante. Un sancocho de
oportunistas y mediocres mezclando prejuicios y desprecios. Un movimiento
vergonzoso que movilizó miles de personas para que, en medio de su cólera,
firmaran por la perpetuación de la guerra. Un Procurador que se equivocó de
profesión, ubicado entre Monseñor y Dictador. Una sociedad intolerante y cada
vez más irresponsable. Y un chisme que generó todo lo anterior, demostrando que los
colombianos somos incapaces de aceptar las diferencias, y preferimos que los
suicidios, provocados por el acoso escolar y la homofobia, continúen. Pero eso sí, que
ningún hijo nos vaya a salir marica.
Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores
No hay comentarios.:
Publicar un comentario