miércoles, 5 de julio de 2017

La magia de Rock al Parque



Ir a Rock al Parque se ha convertido en una especie de tradición, en un patrimonio cultural que no se puede postergar y que, como todo gran festival, tiene una forma particular de vivirse. Rock al Parque tiene vida propia, vibra por sí solo y posee una atmósfera tan única como irreemplazable: es un fin en sí mismo. Sin ánimos de construir perífrasis literarias colmadas de hipérboles y clichés, lo que no quisiera dejar de lado es recalcar la magia que tiene el festival. Digo magia en su relación con lo fascinante, lo encantador, lo hechizante. Hay que experimentarlo para poderlo decir, para poderlo recordar, para poderlo amar.

Como todo en el mundo, el festival no es exento de críticas, de las cuales algunas son constructivas y otras destructivas. Es más, criticar a Rock al Parque es tan antiguo y tradicional como el festival mismo. No bien se han anunciado todas las bandas en el cartel oficial y ya medio mundo de pretendidos críticos y expertos en logística están renegando del evento, pero eso sí allá están todos muy bonitos disfrutando de las bandas. Claramente, no hay nada perfecto y puede que se presenten algunos errores, pero no por eso se puede desprestigiar el valor de un festival como este, más cuando cientos de miles de personas lo disfrutan anualmente y dan vivo testimonio del placer de asistir.

Componente académico

Como si fuera poco, Rock al Parque va más allá de los tres días de música en vivo en el Parque Simón Bolívar. Hay, a lo largo de la semana, un componente académico bastante interesante del cual se puede sacar mucho provecho teniendo en cuenta que músicos, expertos y grandes conocedores del rock brindan conferencias y conversatorios alrededor de temas que aportan al conocimiento de los asistentes y a la construcción cultural del festival y la ciudadanía.

El pasado 30 de junio se realizó en el Centro Ático de la Universidad Javeriana un conversatorio sobre el Black Metal noruego y el Ultra Metal de Medellín. El moderador de la charla fue el periodista Juan Sebastián Barriga, de Noisey, y los participantes fueron el noruego Kjetil Esten Haroldsson Manheim (ex baterista de Mayhem, actual baterista de Order), Víctor Raúl “Piolín” Jaramillo” (líder de Reencarnación) y Carlos Mario “La Bruja” Pérez (ex guitarrista de Parabellum, actual líder de Organismos). El conversatorio se basó principalmente en el documental de Noisey “Parabellum: El Diablo nació en Medellín”, que cuenta la historia de una de las bandas de Metal Extremo colombiano que más ha influido en la escena mundial.

Lo impresionante del encuentro fue el haber encontrado tantos puntos en común entre las bandas, estando en diferentes continentes y contextos. Queda claro que el metal es un género de talla mundial que une y comunica personas, siendo un punto de encuentro para diversas personalidades y perspectivas. Y que no se nos quede por fuera el hecho de que el rock y el metal son estilos musicales con una amplia historia, la cual vale la pena conocer para romper estigmas y gozar plenamente de la música, el arte más grande en la historia de la humanidad.


Día del metal

El primer día de cada Rock al Parque siempre se ha consagrado a la música extrema. El metal es el género que tradicionalmente le da apertura al festival. Bandas nacionales e internacionales son las encargadas de poner el ritmo metalero en Rock al Parque y mover los mejores pogos del festival.

A continuación realizaré algunas anotaciones puntuales al respecto de las bandas que tuve la fortuna de ver y escuchar en los tres escenarios (Plaza, Bio y Eco).

Fénix (Cartagena): Agrupación con una fuerte influencia de bandas de vieja escuela. Oscila entre el Groove Metal y el Death Metal. Tienen una excelente sincronía y muy buenos guitarristas. Supieron ganarse el cariño de la gente.


Head Tambó (Bogotá): Su fusión entre ritmos colombianos y metal resultó ser muy motivante. El trabajo rítmico de la banda dota sus canciones de fluidos alternativos y muy buenas composiciones. El concierto terminó con un Wall of Death.


Organismos (Medellín): Banda liderada por el guitarrista Carlos “La Bruja” Pérez. Tienen canciones de fuerte crítica social, y su puesta en escena es interesante. El grupo, en cuanto a género, se ubica entre el Death Metal, el Grindcore y el Ultra Metal.


Reencarnación (Medellín): La experiencia y el performance de Víctor Raúl “Piolín” Jaramillo es fundamental para la integralidad del grupo. La bajista Laura Corrales hace un gran aporte. Tocaron algunos de sus temas clásicos: Utopía, Funerales del norte, 888 Metal, El vuelo del ancla, El octavo mantra, Pensamiento uniformado, y canciones que harán parte de su próximo álbum.


Nervosa (Brasil): Las chicas de Nervosa dieron un show extraordinario con temas de sus primeros discos y canciones de su última producción, Agony. Con un excelente Thrash Metal, las brasileras presentaron a su nueva baterista: Luana Dammeto. Una banda de mujeres tan bellas como talentosas formada desde 2010; expresaron su cariño por Colombia. ¡Grandes!


Herejía (Bogotá): Muy buena banda de Death Metal con elementos sinfónicos. Su actuación en escena fue bastante completa. El sonido sinfónico les da muy buena caracterización. En cuanto a las percusiones, fueron una de las mejores bandas. Su último álbum titula Renascentia in Tenebris.


Lamb of God (Estados Unidos): Este cordero de Dios puso a poguear al mismísimo Diablo en el cierre del primer día de Rock al Parque en el Escenario Plaza. No en vano esta es reconocida como una de las mejores bandas de metal en la actualidad. Formados desde mediados de los 90’, contribuyeron a la consolidación del Metalcore. Su puesta en escena es extraordinaria.


El pogo

Lo más probable es que usted haya visto uno, de cerca o por televisión, y le haya parecido espantoso. Es común oír comentarios negativos sobre el pogo, pero déjeme decirle algo: al igual que la música tropical o la salsa, el rock y el metal también gozan de un baile propio. Sí, baile, eso dije. Por medio de esta manifestación física en sincronía con la música, los asistentes danzan al ritmo de sus bandas favoritas. El pogo va mucho más allá de dar puños y patadas. En primer lugar, aunque el mosh pit (así llamado en inglés) suele ser agresivo y aparatoso, no tiene como objetivo lastimar o lesionar a los participantes. Tómese más como una descarga colectiva de energía. Además, y esto es lo más bello del asunto, existen ciertas reglas no escritas que son inviolables y llenan de valor este baile: al compañero que se caiga lo ayudamos a levantar, y por nada del mundo se le pisotea o lastima. El pogo es amistoso, es una fraternidad extrema, una manifestación hermosa y una gran oportunidad para sentirnos más cerca del otro.

Lo malo: La polémica previa al festival por la invitación y posterior retiro de Paul Gillman del cartel. Rock al Parque no puede volver a protagonizar un escándalo de censura tan controversial, y mucho menos por cuestiones políticas. Ante todo está la libertad de expresión. Ojalá hayamos aprendido la lección.

Bonus track: Queda por decir que uno de los aspectos más loables del festival en su vigésima tercera edición fue el protagonismo de las mujeres en las tarimas. Poco a poco, luego de un proceso largo, las chicas han ido tomando la vocería en distintos estilos del rock, demostrando que pueden ser tan buenas como los hombres a la hora de tocar y talentosas para componer. Durante los tres días de Rock al Parque, mujeres cantantes, bateristas, guitarristas y bajistas sorprendieron al público bogotano y dejaron el precedente de que las mujeres también saben rockear y que lo hacen muy bien.

¡Que viva Rock al Parque!

Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores

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