Dedicado a mi papá.
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Belphegor en Bogotá, 2017 |
Cuánta
espera, cuánta ansiedad, cuánto ánimo. Una de las agrupaciones más sólidas de
todos los tiempos regresaría a Bogotá después de más de cinco años. Belphegor,
que había arribado a Colombia el 20 de febrero después de presentarse en
México, Guatemala y El Salvador, le regalaría a la escena colombiana un
recuerdo imborrable, de esos que quedan en el corazón y dan guayabo al otro
día, porque son momentos que marcan y dejan una huella indeleble.
Dice
la leyenda que Belfegor (Baal-peor) es un demonio que le ayuda a los hombres a
hacer descubrimientos e inventos ingeniosos que conducen a las riquezas. En
realidad, según los textos bíblicos, Baal Peor era el dios de los moabitas.
Cuando Israel era dueño de las planicies de Moab, en la zona del noreste, los
israelitas tenían relaciones ilícitas, ante los ojos de Dios, con las mujeres
moabitas, sacrificándose, por ende, al terrible Baal Peor. En esas
circunstancias, y obedeciendo a la infinita piedad que Dios le había otorgado,
Moisés condenó a muerte a más de 24.000 israelitas. ¡Qué cosas más horribles
son las que pueden hacerse en nombre de Dios!
Con
el tiempo, supongo que como una forma de redimir la historia, todos aquellos
nombres mitológicos o históricos que en su momento representaban la diferencia
entre la vida y la muerte, comenzaron a ser adoptados con fines más artísticos
y nobles. Tenemos varios ejemplos: La doncella de hierro, antiguo instrumento
egipcio de tortura, adoptado por los británicos Iron Maiden; la “Santa”
inquisición, cuya traducción al inglés es el nombre de los firmes Inquisition;
Behemoth, otro demonio, mencionado por Thomas Hobbes en su “Leviatán”; y, por
su puesto, Belphegor.
Volvamos
a la música. Belphegor se formó entre 1991 y 1992 en la ciudad de Salzburgo,
Austria, como una banda de Black/Death Metal; sus líricas, obedeciendo al fino
arte de blasfemia, resultan bastante provocadoras al referir temas no poco
polémicos por su connotación cultural, especialmente si nos ubicamos en
contextos tradicionalmente conservadores y puritanos. Helmuth Lehner, nacido en
1968 en Korneuburg, es hoy el único miembro original del grupo desde el día de
su formación. Este talentoso músico, guitarrista y vocalista de la banda, ha
hecho de Belphegor uno de los referentes más profesionales en la escena del
Metal extremo.
Este
año, los austriacos se encuentran realizando la gira “Latin America Cremation
2017”, con fechas en México, Guatemala, El Salvador, Colombia, Perú, Bolivia,
Chile, Argentina y Brasil. Me atrevo a decir que el público más grande,
apasionado, leal y activo, es el latinoamericano, del que doy fe, en el caso
colombiano, por pertenecer a una escena luchadora, sincera y diversa.
Las
bandas encargadas de abrir esa noche de metal fueron: Cercenated (Sogamoso,
Boyacá), exponentes de un Death Metal contundente, quienes lanzaron en 2016 su primer
larga duración “In circles of total dominance”; Pheretron (Bogotá), agrupación de
Black Metal que le rindió, con un minuto de silencio, un sentido homenaje al
gran titán del Heavy Metal colombiano, Elkin Ramírez, fallecido en enero de este
año; y Blackmoon (Bogotá), banda formada en 1999, dignos representantes del
Black Metal nacional.
Sobre
las 22:00, Belphegor saltó al escenario con una descarga de energía brutal que
desbordó la emoción de todos los asistentes en el auditorio Lumiere que, para
esa hora, estaba totalmente lleno. “Belphegor, Belphegor, Belphegor”, gritábamos
todos. Helmuth y Serpenth salieron, junto a sus dos compañeros; se dieron media
vuelta, levantaron los cuernos y comenzó el rito. Canciones como “Stigma
Diabolicum” (con su magnífico solo), “Lucifer Incestus”, “Hell’s Ambassador” e “In
Blood- Devour this Sanctity” (tema final), conformaron la lista para el gran
concierto de este grupo austriaco, concierto que nunca se irá de mi memoria y
que dejó, para siempre, una imagen perpetua en mi mente y mi corazón.
¡Hail
Belphegor!
Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores
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