sábado, 16 de septiembre de 2017

Te invito

Te invito


Hace dos semanas quería morirme, todo me causaba dolor y perdía por completo el deseo de vivir. Hoy el mundo es el mismo, nada en verdad ha cambiado y, como dice un grupo bogotano de rock, nunca hay nada nuevo bajo el sol.

Sin embargo, luego de haber tomado riesgos y de haberme permitido cambiar, he reunido valor, fuerza, energía. Tengo hoy un gran deseo: conocer cuanto sea capaz, acumular y cuidar recuerdos, experimentar, explorar. Ese es mi sueño: viajar por el mundo; leer; hablar; escuchar; besar; abrazar; reír; llorar; caer en desgracia y volverme a levantar; mirar por la ventana de un hostal viejo en un pueblo perdido; caminar por los senderos de la soledad, la lujuria, la camaradería, el amor; escuchar mil veces la misma canción hasta hacerla mía; conversar con sujetos misteriosos que me encuentro en el camino; dormitar en una noche oscura sin más cobijo que la luz de la luna y las almas de los perros; caminar por calles donde no entienda un ápice del idioma que la gente habla; dejarme llevar por los sentidos de la melodía que suena dentro de mí; y morir sabiendo que me despido del horror de la vida para entrar en la cavilación oscura de la muerte.


No es sentido lo que busco: ese embeleco ya pasó de moda. Es un instinto profundo, un sendero impuesto por el sinsentido  en el que nací y en el que estoy condenado a morir. Nada hay seguro y no busco protección; te busco a ti  para que me acompañes en este viaje nuevo que emprendo, sin la certeza de poderlo concretar y con el vago recuerdo de mi pasado. No te prometo más que mi propia nada. Es lo único que puedo darte; lo demás no importa. Entrarás conmigo a un universo perdido del que quizás no salgas nunca. Solo es una invitación, el ir o no ir está en tus manos. De todos modos te llevaré conmigo, en mi corazón.

Juan Hernany Romero C.
@SectaDeLectores

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